viernes, 19 de diciembre de 2008

UN VIAJE AL INTERIOR DEL PSIQUISMO DE TROMPETA

Cristian Trumpet Brugiafreddo descansa en su habitación de la calle Independencia: muy cerca suyo respira una computadora, un mp 3, la información de dos cd s, su asombrado celular. Abre la boca mientras respira, sus ojos de chino de San Telmo apenas pueden oscurecer lo que ha visto durante el día.
Ordenados por Arne Saknussen, poco a poco, en misión albinegra, nos introducimos en la mente de nuestro arquero, el célebre Trompeta.
Y si: después de tantos comentarios, cantos, himnos, polémicas y espectaculares atajadas, queríamos ver…

Qué había ahí adentro…

Viaje al interior de la mente de Trompeta: en primer lugar el tono predominante es el naranja: la respiración de Trumpet hace que unas delicadas telas rojizas se recuesten sobre una especie de polvo sanguíneo, apenas húmedo, que se ofrece como desierto de fondo. A la derecha hay una formación que llama la atención: nos dirigimos hacia allí.
Hay un grupo de fósforos, muy delgados, enhiestos formando números cuatros. Más allá, un cartel que dice: CAUSA.
Trumpet- pensamos… Trumpet.
Sus movimientos manuales, su voz gruesa, sus ciclos de sueño y vigilia. Nos sentimos en el interior de la cabina de comandos de todo lo que, cuando vemos, decimos: Trumpet.
Hay una caída: una especie de cataratas verdes que dan a un ciego azul. Nos acercamos, hay un pequeño canario moribundo aleteando. Desde que Trumpet nació que el canario baja y sube de la costa, tapándose los ojos con una pluma amarilla. Y muere y vive, como un reloj.
Son los tiempos de Trumpet- pensamos- regulados por el canario moribundo.
- Con razón llega siempre tarde- dice Foxas D´Um, que se acerca al pájaro y lo toma con sus dedos.
Es frágil y suave. Un movimiento brusco de cabeza parece despertar a Trompeta: Arne Saknussen le pide que lo deje nuevamente en la arena.
Hay dos agujeros como oboes sobre un cielo trompetezco: nos acercamos, hay música.
Es la voz de los padres de Trompeta, que llega pasterizada y rapeada con fondos de ula – ula. La voluntad parece conectada por un cordón umbilical entre azul y negro.

Hay dos tambores, también, que van marcando las percepciones de Cristian. Son los tambores Mallumet, y hacen que, en última instancia, para Trumpet el arte significa lo que acontece.
- Con razón- dice Foxas- Trompeta ama a Rimbaud. Y a Verlaine, por supuesto.
- Trompeta alguna vez leyó a Mallarmé? Y a Baudelaire?

Trompeta- dice un caracol que yace sobre la sangre de arena- deberías leerlos.

Diez minutos después, salíamos por el oído derecho. Tenía puesta la camiseta del banco nación. Tenía un short blanco y medias negras.
A su lado, respiraban los artefactos eléctricos, paseaban padres. Los recuerdos de Ushuaia, Santa Fe y Mendoza.
Foxas, riéndose, corre hacia la puerta: cuando ya ganó la 27 de abril abre su mochila y , allí, el pequeño canario, ahora si, muerto. Censurado.

Saknussen quiere reirse, se preocupa: teniendo en cuenta como era antes, imagínense como será ahora!- y mira el regulador del tiempo, plumas amarillas desordenadas, mientras suben al corazón de un taxista que mañana repartirá toda y la mejor cocaína…

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