DALLA COSTA 2 : DIOS QUIERA 4 : OTRO FESTIVAL DE GOLES

Ir a ver a Dalla Costa nunca puede ser aburrido: desde que empezó el 2009 disputó 5 partidos, ganando 1, empatando otro y perdiendo 3. Convirtió 13 goles y le marcaron 16, sumando ´29 goles en cinco partidos. Esto da un promedio de 5.8 goles por partido... Es decir, vas a ver a Dalla Costa y de seguro las redes van a estar infladas, y vas a poder sacar fotos de delanteros penetrando arcos, y de gritos y emociones. Ir a ver a Dalla Costa es reenconträrse con Menotti, es reivindicar a Angel Cappa, es hacerle un gesto de rechazo al bilardismo extremo que dominó la década de los noventa.

El partido: el rival tenía camiseta naranja y dos publicidades: Carreras y Uscha. Eso ya los define como adultos jóvenes con arrugas en el rostro, y cierto cansancio orgiástico. A los cinco minutos ya ganaban uno a cero, a partir de un remate desafortunado, que descolocó al arquero Javi. A partir de allí, Dalla Costa, que tenía once jugadores justos desempeñándose en extraños puestos, comenzó a tocar y llegó el empate: fue un gol en contra tras centro de Rolo Allemañi. Sacó el rival y se puso dos a uno, por desborde aguijón de su número nueve. El albinegro continuó tocando, como celebrando la vida, y llegó el empate, a través de Fede Arroquy, quien empujó un balón disputado en la línea final.

Acto seguido Dios Quiera volvió a convertir, otra vez por su delantero de barra, el dueño de la whiskería Petroleum, Vitto Nasuh. Y así, el primer tiempo le dijo a Dalla Costa: tocarás y tocarás.

El entretiempo fue tranquilo y mesurado. Marcos Luna pedía mails, y otros conversaban de serenatas nocturnas.

Al salir a disputar el segundo tiempo Dalla Costa empezó a cansarse: su rival realizó CATORCE cambios, ya que era un amistoso con free pass para la cancha.

Se desordenó el planteo encaramado en el primer tiempo y las oportunidades que tuvimos se fueron a los alambrados por milagro, por la pericia del arquero rival y porque también hay que ocultar las armas una vez empezado el torneo.

El verdadero torneo: a los veinte, Dios Quiera marcó el cuarto, tras un contraataque diagonal, y ya éramos una banda dispersa en el atardecer del complejo cacho.

se perdió 4 a 2, pero viendo los números, ningún amante del buen fútbol puede desperdiciar la oportunidad de ver una tanda tan repetida de goles.

Y goles, son amores.