SERVICIO DE INFORMACION

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Tenían anteojos oscuros, y musculosas grises. Mañana de jueves: Trumpet en el Banco Nación tenía uno de sus labios amarillos. Gimeno, comunicado, gritaba su Elo matinal poniendo la pava con la verde y blanca de San Juan. Le Roux soñaba despierto con volver a Progreso y gritarle un gol a Indiana. Peralta organizando complejos estimulares para iniciar una tarea de rehabilitación, ante un nuevo cosmos, el cerebro.

Los hombres tenían en vista la librería El ateneo: no le quitaban los ojos de encima. una mujer alta y delgada tenía un vaquero sinuoso y una espalda casi recta que descansaba en dos pechos verdes. Es una mañana de precalentamiento.

Unido a ellos, Bermejo conecta sus cables en los sistemas de ecolocación del CINTRA. Redondo mastica bronca por alguna injuria que fue cometida en nombre de alguna supuesta política previa: Santiago, el Chuck Norris de la cognición...

Un hilo blanco tendido sobre las principales calles del centro, un frasco abierto donde quedaron restos de la miel de la fiesta. y esos hombres, los del renault 12, que nuevamente señalaban:

Ahora Dalla Costa tendrá que jugar el sábado a las 12 y 20 en complejo Cacho y frente a Dominó Resto. y señalaban, acusando, mientras todas las actividades se iban juntando. estaba Petaco conversando apoyado en una pala, que había encontrado por azar. Estaba Bergoglio consumiendo información, con la moral en el estómago. Había aulas abiertas, era una mañana extrañamente calurosa de otoño.

Huguito entre libros y mates, la mañana de Martín, todo el trabajo de Rolo Allemañi: de jueves a sábado, una distancia que se acorta con la expectativa creciente de los músculos de las piernas. a eso David le llama "Bonificación O, con O de Orca" y sigue sonriendo.

Una hora más y el mediodía ya tendía todo su espacio amarillo sobre las voluntades. El mediodía, hora en que se alimenta en lagunas y cotos de caza, todo el asombrado equipo de Dalla Costa.