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El año 2009 tuvo sorpresas y alegrías para Dalla Costa: se incorporó el Turbo Vargas, el Lobo Rojas confirmó que su corazón latía negro y blanco, Javi es el nuevo DT, poco a poco Emi Zabala se va integrando al equipo, Trompeta jugó de 6, en fin, renovación y cambio para que el tiempo venga del futuro y no se arrastre hacia el pasado.
Sin embargo, una de las mayores revelaciones del presente, tal vez la décima de James Redfield, es sin lugar a dudas el juego de David Darkness Gómez.
A primera vista, decimos: "fabuloso, notable, increíble". Es que David no solo juega con la corrección silenciosa de siempre, sino que lo está haciendo muy bien y , por ende, está motivando la furia poética de los dallacosteanos para dotar de palabras lo que hasta ahora es sensación de asombro y placentera tensión.
"Juega como un guerrero Masai" dijo huguito, mientras tomaba unos mates y se acomodaba la bufanda negra y blanca en el puesto de El Espejo de la Facultad.
"Tiene un colmillo oriental y otro persa" dijo el volante, mucho más cercano a la costumbres taoístas de nuestro David.
Un marcador de punta, cognitivo, definió el juego de David como "Sistema Supervisor Atencional", de Shallice y Burgess.
Es que davidiano supervisa las jugadas del rival desde una posición de libero atento, mira las piernitas atacantes con sus ojos de Brasil simpático y, justo antes que el delantero llegue, ahí la puntea, alejando el peligro sin estridencias, sin ningún tipo de ínfula violenta.
Muchos dicen que después de efectuado el quite- masai, David se ríe. Y otros dicen que se ríe como una avispa en la arena, y que retorna a su cueva de número dos, como los zulúes que recuperaron Kwa- Zulu Natal de las garras invasoras de los boers.
En un partido de primavera, allá por el 2007, un jugador dallacostiano creyó ver a David hablando con una hormiga que había construido su hormiguero cerca del área grande. En un corner a favor, David se habría quedado atrás, y al ver las hormigas en peligro, hizo dos ademanes y un cabeceo. Inmediatamente, una filita de hormigas rojas y pequeñas enfilaron hacia la línea de cal, evitando milagrosamente ser pisoteadas por docenas de botines.
El relato de nuestro jugador sigue así: "... y David, con medias negras, estuvo atento a que se retire hasta la última hormiga. El partido continuó y el nueve rival atacaba por los costados y se tiraba al medio, estaba intratable. Entonces una de las hormigas, desde afuera de la cancha, se paró en dos patitas y movió sus antenitas, llamando a David. Al acercarse, le dijo: "Bzzz Bzzz buen número dos, buen hombre, bzzz bzzzz, es- cu- chaaa estas pa- la braaaaas de hormigaa sabiaaaaaa- bz bz bzzzzzzz
Cuando vayas, ven, cuando te quedes, andá..."
La hormiga volvió a apoyarse, guiñó un ojito y se escondió bajo la tierra dura de Juniors.
El partido terminó con triunfo para el albinegro. Más tarde, dos horas después, ya secos los charcos, dicen que en un costado de la cancha David recibió un pergamino pequeño escrito con pequeñas patas negras y rojas.
Así explican los entomólogos como podría haber surgido el juego que hoy nos maravilla y alegra.
El juego de David.