jueves, 3 de diciembre de 2009

EL PACTO DE MONCHI


Jorge el Monchi Mir, nuestro director técnico en el año 2002, tenía las cejas juntas y la mirada concentrada. Arrastraba un poco los pies y cuando levantaba la vista, exploraba el ambiente. Se podría decir que recolectaba intuiciones. Caminaba apurado, por la calle Obispo Trejo, entre librerías para abogados y peligrosos aspirantes a la justicia, que más tarde fundarían el partido Radical. Tres del albinegro sabían de Monchi Mir, y le seguían mientras se encontraba en las ruinas y los monumentos de los Jesuitas.

Lo vieron de cerca: llevaba en su mano derecha el tronco de una manzana roída, y en la izquierda, un libro de tapas marrones. A la manzana le pronunciaba sílabas, bien marcadas. El libro decía las palabras clave: Racing- Alejo ledesma- Arquero- Convicción- Granadina.

Monchi tenía voz de locutor y pensaba tanto en Racing como en Dalla Costa. Era muy querido por el plantel , al punto que le cantaban "Monchi, Monchi, Monchi, Bon", mientras confiaban en delegarle la responsabilidad de la dirección técnica.
Una de sus consignas era aceptar los recursos disponibles, lo que le acercó al realismo político de Sebreli, extrapolado a la conducción futbolística. Entonces lo seguimos, y, como si percibiera el olor de los albinegros, Monchi aceleró el paso. Treinta metros por detrás, veíamos su espalda algo arqueada, y nos preguntábamos por el Misterio Monchi (MM), y por Gondwana, separándose justo desde la ventana de nuestro querido arquero- técnico, jugador...

- A ver, hablame del MM- le dijo el delantero al recién llegado número dos.
- El MM es geográfico: ¿dónde vive Monchi? ¿Qué es el periodismo? ¿de qué valen tantos programas de fútbol si en ninguno se piensa? Porque el fútbol es ejemplo flagrante de un conjunto no-pensado.

Y ellos se miraron, o se detuvieron, o recordaron, o agradecieron. Y porqué no hablar del departamento de Monchi? Si vive en Córdoba, acaso no vive entre paredes blancas? Y la distribución de los continentes, y su habitación, y su ventilador que separa China de Africa? Jorge Monchi Mir, el de las cejas gruesas, de la palabra encendida, el de las definiciones claras. Va a hablar el Monchi, la pelota está escuchando.
Y a fin de año, entre Navidad y Año Nuevo, con las miradas en la Terminal, había en las vitrinas tres títulos para Dalla Costa, y uno en el marco de la imposible Facultad, los otros en el contexto de la Liga Jujeña. Entonces Monchi se subía al Córdoba Coata con un boleto para Alejo Ledesma. Un pie en la pequeña escalera, el calor insoportable de las fiestas, y el amigo que iba a dejar una de sus manos inscriptas, o grabadas, en las paredes de la Compañía.
La vimos y la vemos: tiene la forma exacta de los guantes del querido y enigmático Monchi Mir. MM, mano en la pared, cielo estrellado, locución y trigo, allá, cerca de Rosario.

Cuando llegó al sur de Córdoba, no demoraron los agricultores en advertir que curiosos círculos se dibujaban entre los maizales, como señales hacia un cielo parecido a las ideologías de ciertos masones.

Desde la radio, y hasta la actualidad, los mensajes de Monchi llegan y el dallacosteño nuevo o viejo se detiene. Está hablando Monchi, hay una charla técnica en do mayor.
Y todos, ya de pie, hacen el hip hip hurra honrando un misterio que tiene forma de copa y orgullo de ruiseñor.
MM: Misterio Monchi. MC: Monchi Corre. MD: Monchi Decide.
Una vez un suplente hizo un gol y con alegría dedicó: "Para vos, Monchi, Monchi, Monchi Bon."

1 comentario:

  1. Querida gente. Lamentablemente no he conseguido un lugar para realizar el festejo que estaba en mi mente, junto a todos ustedes. Mi casa se está partiendo en dos, así que tampoco puedo usarla. Mi novia ha accedido a prestarme la suya, con consentimiento de los dueños de la casa. Pero por ser casa ajena, la idea es no abusar. Y con esto me refiero a que sólo será una breve reunión esta noche. Quien quiera pasar a saludar, quizás comamos unas pizzas, hableme al celu y le paso la dirección.
    De todas formas, hoy leía los mensajes que recibí durante mi operación, internación y post operatorio. Y me sorprendió ver tantos mensajes. Cerca de 30 en total, dándome fuerzas y acompañándome en ese momento. Yo sigo gustoso de tener un grupo de amigos así, en los que se pueda contar. Gracias.

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