domingo, 31 de agosto de 2008

HISTORICO: DALLA COSTA GANA POR PENALES Y ESTA EN LA GRAN FINAL


Ayer sábado por la tarde, en una cancha reseca como los campos de Santiago del Estero, Dalla Costa pasó a la final de la Copa de Campeones al derrotar por penales a Estudiantes For Ever.
El partido terminó 1 a 1 y el gol fue convertido por Hernán, tras una jugada exquisita de Lucas Le Roux, que dejó cuatro rivales en el camino y en un preciso centro atrás, encontró la cabeza del goleador. Antes, un jugador de For Ever había puesto el uno a cero, en un contraataque malsano.
Al terminar el partido, y anticipando que vendrían los penales, hubo cuarenta segundos de silencio: conmovedor y profundo, para luego regurgitar la fuerza albinegra por una ruptura en la cadena kármica.
Habría expiado ya el pasado este equipo? Cristian Trompeta Brugiafreddo pareció decir que si: disfrazado de héroe, se colgó del travesaño, voló hacia el palo izquierdo, puso histérica a una hinchada rival compuesta de mujeres anales, y terminó en 3 a 0.
Lucas, Martín y Guille convirtieron.

El partido fue equilibrado: el rival tenía buen juego y juventud, nosotros muchas ganas. Se vieron los destellos de Le Roux, los quites de Bergoglio y Gimeno, la transparencia de los volantes, la elegancia de las damas. Las hinchas gritaban que un tal Luddie haga los pases más rápido: en su tronco, Víctor Nogaro nos acompañaba, así como después apoyó a Barraca Vicuña.
No hubo buen fútbol, sino intenciones abortadas. Marcos Luna ensayaba gambetas contra la línea lateral, Trumpet tapó un mano a mano.
En el precalentamiento se hizo una doble fila con ejercicios de gimnasia rusa. Mientras, Arroquy probaba a ocasionales arqueros. El árbitro era nuevo y faltando ocho minutos expulsó a Hernán. Y fuimos a penales. Solo los que terminaron en cancha estaban en la línea media: los demás, en el banco. Pateó primero Dalla Costa, y Lucas tranquilo para un lado, el arquero para el otro. El diez rival la quiere acomodar, con excesiva relajación, la tira afuera. Martín pone el dos a cero y luego el rival que patea sin la orden correspondiente: es Trumpet quien exige con justicia su reiteración, y al regresar al shot, nuestro arquero contiene.
Y ensaya unas cabriolas, y se vuelve a ganar nuestro respeto y admiración. Guille Ponce, con los ojos cerrados, pone el tercero. Festeja con la mesura salteña de las quintas logradas, y el tercer penal del rival desconcierta: al borde de la eliminación, la “pincha” por encima del travesaño, y el plantel entero corre al centro de la media cancha, y comienza a entonar el estribillo del Himno a Dalla Costa. En el restante hemicampo, los otros semifinalistas trotaban nerviosos ante el partido por venir.
Luego nos vamos de la cancha por la madriguera de Alicia que se abrió entre el alambre y los troncos. Víctor Nogaro, con breves palabras rojas recibía nuestro afecto y rechazaba la cerveza.
Dalla Costa en la final de la Copa de Campeones: cuando los cuarenta y dos equipos que componen la liga empezaban el año futbolístico, eran concientes que a la final llegan solo dos. Ninguno puede ahora aducir desconocimiento; más allá de cómo se llamen, y la importancia que se otorguen a sus nombres, hay reglas que indican que cuatro equipos acceden a la instancia final y dos disputan el partido que escoge al campeón de la primer parte del año.
Esa parte donde cumple años Emi Bergoglio, Fede Arroquy, Juan Zorza, Marcos Luna. La misma que empieza en verano, cambia a otoño y en junio pasa a invierno. Y pensar que en los segundos seis meses del año se agrega la primavera: lo demás redunda.
El primer partido, allá por marzo, ganábamos 3 a 0 a Barraca Vicuña. En aquel gol del Gonza Marull, tres dedos sobre el arquero, estaría contenido este presente de agosto?
Podía el 4 a 1 a Hurlingham anticipar la incipiente final de septiembre?
Maxi abrazado con Redondo, Palacios con Hugol. Dalla Costa, nuestro nombre, que salió y saldrá campeón, no importa que perdamos, nos importa el Alfajor.
Mansilla arregló.

2 comentarios:

  1. Dale dale dalla costa dale dale dallacosta!!!!

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  2. Lo más grande que hay.

    Trumpet desde hollywood (palermo)

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