Un jugador de Las Palmas, antiguo rival de Dalla Costa en la liga jujeña, tenía el apodo futbolístico más largo del mundo: era conocido como “Niesperhausen, el valiente” y se debía a que había cruzado la quebrada de Humahuaca colgado de una soga de acero y tan solo ayudado por sus manos y sus piernas.
El no admitía que se lo llame de otra forma, no aceptaba abreviaturas, y hasta que no lo llamaban por su apodo entero, no la largaba: por ejemplo, cuando nosotros lo enfrentamos, la tenía y la tenía, y decía: “nadie se me abre” y era que el ocho o el cinco empezaban a decirle… “niespe…” y ya el Checho lo levantaba por el aire, Petaco se la robaba de atrás y otros, más graciosos, lo cargaban:
- Níspero… eh, Níspero… por lo tronco será!
- Ningún jugador con nombre de árbol va a dejar ramas en mi jardín- decía nuestro número dos, trazando una línea con el pie, como contra el Laucha de Enfermería
En ese mismo equipo jugaba otro delantero apodado “González”. Se llamaba Luis González, y le decían “González” pero como apodo, para diferenciarlo de Exequias González, el cuatro, que era “mucho menos González que el Luis”.
En Dalla Costa tenemos un Tiburón, un Polémica, Slatan, Tacoman, Trompeta, Tigre, Payaso, en fin, lo convencional. Los apodos son metáforas del yo. Niesperhausen, el valiente, se justificaba diciendo:
- Yo nací Nicolás del Valle Astorga Rey, salteño y jujeño. Mis padres son descendientes directos de los Astorga y los Rey. En la película “La ciénaga” aparece una finca que era de un amigo, en San Lorenzo, por ahí… además, con Güemes combatió un pariente.
Y decía: “ahora me conocen como Niesperhausen, el valiente, por lo que hice. Pero también por lo que soy. Soy amigo de uno de los Patrón Costa, tengo una ristra de monedas de oro y uso bombacha gaucha y pañuelo al cuello. Vivo en la Estrada e Ituzaingó, con dos amigos, uno se llama Chapu y no tiene apellido… No tiene un apellido… consolidado (y guiñaba el ojo, tipo Messenger)…”
Y de Dalla Costa, qué sabés?- le preguntó nuestro cronista
Se que saben- respondió- y se que más de uno tiene Rivotril en la cómoda… vos no tenés algo a mano? Es que tengo que viajar en avión y me da miedo…
Así, Niesperhausen el valiente, se metía en “Influencia”, en pleno Nueva Córdoba, con dos amigos y cuatro cervezas. “Es lindo el norte”- decía para entrar en conversación.
“las chicas, me gustan criollas: criollas, sangre argentina, pero argentina de raza, de la colonia. A mi me gustaría tomar por esposa a… Encarnación Ezcurra” – y se solazaba pensando en el farmer, don Juan Manuel.
A nuestro amigo “Bulgari” (ya sabemos quien es, juega en Dalla Costa de 3 , 10 o 6) le gusta descubrir las esencias de los equipos contra los que jugamos. Dice: “extraer el perfume del rival es como alcanzar, sin mediatizaciones, lo que está ahí, lo edificante”.
Y Bulgari, para que nos sintamos cómodos y a gusto con lo actuado, declaró:
- Niesperhausen, el valiente, es la esencia de lo que dejamos como liga en la jujeña
Porqué habla tan raro, el Bulgari?
Es que adhiere a la escuela de la sospecha. Y anda apodando todo cuanto se cruza. Ayer me vio y antes de jugar me dijo: “como está el chiche?”. Y después: “Va a salir cara esta escaramuza?”.
Desde que lee a Lakoff no para de creer que se trata de cubrir metáforas con otras metáforas. El Bulgari.
El no admitía que se lo llame de otra forma, no aceptaba abreviaturas, y hasta que no lo llamaban por su apodo entero, no la largaba: por ejemplo, cuando nosotros lo enfrentamos, la tenía y la tenía, y decía: “nadie se me abre” y era que el ocho o el cinco empezaban a decirle… “niespe…” y ya el Checho lo levantaba por el aire, Petaco se la robaba de atrás y otros, más graciosos, lo cargaban:
- Níspero… eh, Níspero… por lo tronco será!
- Ningún jugador con nombre de árbol va a dejar ramas en mi jardín- decía nuestro número dos, trazando una línea con el pie, como contra el Laucha de Enfermería
En ese mismo equipo jugaba otro delantero apodado “González”. Se llamaba Luis González, y le decían “González” pero como apodo, para diferenciarlo de Exequias González, el cuatro, que era “mucho menos González que el Luis”.
En Dalla Costa tenemos un Tiburón, un Polémica, Slatan, Tacoman, Trompeta, Tigre, Payaso, en fin, lo convencional. Los apodos son metáforas del yo. Niesperhausen, el valiente, se justificaba diciendo:
- Yo nací Nicolás del Valle Astorga Rey, salteño y jujeño. Mis padres son descendientes directos de los Astorga y los Rey. En la película “La ciénaga” aparece una finca que era de un amigo, en San Lorenzo, por ahí… además, con Güemes combatió un pariente.
Y decía: “ahora me conocen como Niesperhausen, el valiente, por lo que hice. Pero también por lo que soy. Soy amigo de uno de los Patrón Costa, tengo una ristra de monedas de oro y uso bombacha gaucha y pañuelo al cuello. Vivo en la Estrada e Ituzaingó, con dos amigos, uno se llama Chapu y no tiene apellido… No tiene un apellido… consolidado (y guiñaba el ojo, tipo Messenger)…”
Y de Dalla Costa, qué sabés?- le preguntó nuestro cronista
Se que saben- respondió- y se que más de uno tiene Rivotril en la cómoda… vos no tenés algo a mano? Es que tengo que viajar en avión y me da miedo…
Así, Niesperhausen el valiente, se metía en “Influencia”, en pleno Nueva Córdoba, con dos amigos y cuatro cervezas. “Es lindo el norte”- decía para entrar en conversación.
“las chicas, me gustan criollas: criollas, sangre argentina, pero argentina de raza, de la colonia. A mi me gustaría tomar por esposa a… Encarnación Ezcurra” – y se solazaba pensando en el farmer, don Juan Manuel.
A nuestro amigo “Bulgari” (ya sabemos quien es, juega en Dalla Costa de 3 , 10 o 6) le gusta descubrir las esencias de los equipos contra los que jugamos. Dice: “extraer el perfume del rival es como alcanzar, sin mediatizaciones, lo que está ahí, lo edificante”.
Y Bulgari, para que nos sintamos cómodos y a gusto con lo actuado, declaró:
- Niesperhausen, el valiente, es la esencia de lo que dejamos como liga en la jujeña
Porqué habla tan raro, el Bulgari?
Es que adhiere a la escuela de la sospecha. Y anda apodando todo cuanto se cruza. Ayer me vio y antes de jugar me dijo: “como está el chiche?”. Y después: “Va a salir cara esta escaramuza?”.
Desde que lee a Lakoff no para de creer que se trata de cubrir metáforas con otras metáforas. El Bulgari.
Nisperhausen el valiente, escogió bien, a juzgar por su seudónimo tenía un punto en común con Juan Manuel. Pocos hombres pueden aspirar a la compañía de un fuego de mujer como Encarnación, ya que La Heroína de la Santa Federación fue la devota colaboradora de su marido, una vida al servicio de un ideal compartido con el hombre a quien tanto admiraba. Su temperamento atrapa en la transcripción de sus cartas en los libros de historia de Vicente López.
ResponderEliminarSi la nombraron heroina, bien calentita habrá sido la guacha!
ResponderEliminarTrumpetman
yo adhiero a la escuela de la sospecha. y quiero abrir la interrogación sobre nuestro compañero maximiliano peralta, alias "maxim". ¿Dónde está? ¿Por qué no nos acompaña más en la cancha como antes, corriendo con la lanza de arco a arco?
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