POSICIONES Y TUMBAS

En la página del torneo Golden ( http://www.torneogolden.com/ ) hay un link que conduce a la tabla de posiciones. Allí se puede ver un ordenamiento general de los 50 equipos que disputan la liga y otro separado en las 5 zonas (haciendo click en una etiqueta casi invisible).
Ingresando a esta última, y centrándonos en la zona 3, se pueden ver las palabras Dalla Costa, sobre un fondo gris. Allí, líder de la zona, se expone su curriculum 2009 en el campo de juego, mediante las siguientes variables: partidos jugados, ganados, empatados, perdidos, etc...
El nombre Dalla Costa aparece sucedido por el de Vikingos, y luego ocho nombres más, en un espacio gris y negro intercalado. Las letras son amigables y brillantes, y, en la parte superior, hay una estrella dorada que acompaña el nombre del torneo, dándole un aspecto optimista y estridente.
Sin embargo, hemos visto la tabla de posiciones. Hemos mirado.

La hemos recorrido, y también cada uno de los links de la página en su totalidad, y volvemos a centrarnos en el nombre Dalla Costa: se ven sus 12 puntos, casi en el medio de la página.

Semanas antes, allí ha estado y, cuando apagamos la computadora, el nombre permanece. Entre cada equipo hay unos milímetros de separación, que aparentan ser casuales, es decir, que nadie calculó esas distancias.

Sin embargo, si aguzamos la percepción, se advierte que las mismas son exactamente proporcionales a la organización de la constelación de Hydra, de nuestro hemisferio sur.
Y los que han tenido oportunidad de contemplar Hydra, allá en el Machu Pichu, se habrán percatado del espacio negro y liso que separa cada uno de sus puntos lumínicos.
En nuestra Córdoba, y sin quitar la mano del mouse, se puede ver la página: Torneo Golden, posiciones, y también las estrellas: un espacio negro, virando a azul profundo Nike, y, viendo las dos juntas, por fin se nos permite pensar en la nada.

Entre Dalla Costa, Vikingos y Cuyaya, la misma separación de Hydra, los mismos vacíos, el mismo recorrido.
Años después, ya casi pasando el 2055, la idea fue retomada por los ancianos del deportivo: las Tumbas de los viejos jugadores fueron distribuidas en un campo común, llamado Fonda de la Blanca y Negra- Rochaggen Bosch, y separadas por las mismas distancias proporcionales de Hydra y la tabla de posiciones.
Allí, centímetros bajo tierra, los huesos de Slatan yacen pudriéndose, muy cerca de los cabellos cenicientos de quien en vida fuera Marquitos, y más allá, la hilera de cadáveres subterráneos, cráneos nostálgicos de la vida en colores que en la primer década de los dos mil supo encontrar cada sábado para recrear un relato épico y moral.
Edgardo Nogaro, un antiguo fanático, hijo de Víctor, se acercó al Rochaggen Bosch. Era una noche cálida y seca, sin agua. Sediento, se posó sobre la lápida del defensor, y con el laúd suspendido como su alma, cantó:

Tu alma, con sus sombríos pensamientos
Se hallará sola en la siniestra tumba. Nadie querrá saber lo que en secreto Tu corazón y tu conciencia ocultan. Sé silencioso en soledad tan grande, Que no es tal soledad, pues te circundaban, Los espíritus todos de la muerte,
Que ya en vida rondaban en tu busca

Y se hacía llamar Edgardo Alan Nogaroe.