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En medio de una fuerte tormenta, con algunos rayos, lluvia y viento, Dalla Costa terminó el grupo ganando nuevamente, ahora por 4 a 3. El primer tiempo terminó 3 a 0 a favor del albinegro, con goles de Hernán, Polémica Pardo y Barto Sagún en contra. El corner, sin embargo, lo ejecutó Hernán, con una comba Richmond- B: Barto Sagún la quiso rechazar, pero más le gustó la red. Ese fue el uno a cero.
La tormenta hizo que la cancha se torne un pantano resbaladizo: y los accidentes se sucedieron. El equipo de Los amargos de siempre era rápido para “las quemas” y para dejar las piernas altas, por la supuesta inercia de la humedad. El número 6 rival hablaba todo el tiempo. Insultaba y desafiaba, y también pegaba. Sus compañeros le dejaban hacer, y le acompañaban en la gresca. Tenían una especie de “sensibilidad blanca”, que les provoca reacciones exageradas y vengativas cuando uno de nuestros players apenas les roza un botín.
En fin, se trata de fútbol- dijo la resignación, con las manos en el mentón de la cultura argentina.
En el segundo tiempo el equipo naranja se puso 3 a 2, y casi empata, hasta que el asesino serial Guglielmone definió como solo él puede hacerlo: con los ojos abiertos hacia la izquierda, el pie hacia la derecha, y la pelota suavemente que se mete, como siempre, al lado de un palo, rebotando en la red.
Una vez Gimeno dijo: “Guglielmone es Drogba: le tirás una piedra y la convierte en diamante.”
Julio Verne escribió La Estrella del Sur, en territorio boer, a la cacería del diamante más grande del mundo.
Luego llegó el 4 a 3, la lluvia era más intensa, Gonza Marull fue lesionado por un malintencionado volante que dejó la plancha sobre el tobillo de nuestro dramaturgo. El que urge dramas, el que los construye. También tenemos:
Taumaturgos y Demiurgos
Aciagos Demiurgos.
David Darkness Gómez no pudo asisitir porque su trabajo lo impidió: Santi Redondo tuvo otro casamiento, o fiesta: se sospecha que es juez de paz con jurisdicción en el interior provincial, ya que hubo de viajar a Ticino.
Al regresar, mojamos los autos, y pusimos mantas para evitar que el barro genere, otra vez, una intrincada desconexión matrimonial. El sol salió al día siguiente, la noche alternó fríos y calores y, como rey, Sagitario se posó en oriente iluminando los goles que Guglielmone y Pardo dejaron en el predio de Goles (Martín la picó como Pipo Gorosito, como Borghi, como Sanfilippo).
La tormenta hizo que la cancha se torne un pantano resbaladizo: y los accidentes se sucedieron. El equipo de Los amargos de siempre era rápido para “las quemas” y para dejar las piernas altas, por la supuesta inercia de la humedad. El número 6 rival hablaba todo el tiempo. Insultaba y desafiaba, y también pegaba. Sus compañeros le dejaban hacer, y le acompañaban en la gresca. Tenían una especie de “sensibilidad blanca”, que les provoca reacciones exageradas y vengativas cuando uno de nuestros players apenas les roza un botín.
En fin, se trata de fútbol- dijo la resignación, con las manos en el mentón de la cultura argentina.
En el segundo tiempo el equipo naranja se puso 3 a 2, y casi empata, hasta que el asesino serial Guglielmone definió como solo él puede hacerlo: con los ojos abiertos hacia la izquierda, el pie hacia la derecha, y la pelota suavemente que se mete, como siempre, al lado de un palo, rebotando en la red.
Una vez Gimeno dijo: “Guglielmone es Drogba: le tirás una piedra y la convierte en diamante.”
Julio Verne escribió La Estrella del Sur, en territorio boer, a la cacería del diamante más grande del mundo.
Luego llegó el 4 a 3, la lluvia era más intensa, Gonza Marull fue lesionado por un malintencionado volante que dejó la plancha sobre el tobillo de nuestro dramaturgo. El que urge dramas, el que los construye. También tenemos:
Taumaturgos y Demiurgos
Aciagos Demiurgos.
David Darkness Gómez no pudo asisitir porque su trabajo lo impidió: Santi Redondo tuvo otro casamiento, o fiesta: se sospecha que es juez de paz con jurisdicción en el interior provincial, ya que hubo de viajar a Ticino.
Al regresar, mojamos los autos, y pusimos mantas para evitar que el barro genere, otra vez, una intrincada desconexión matrimonial. El sol salió al día siguiente, la noche alternó fríos y calores y, como rey, Sagitario se posó en oriente iluminando los goles que Guglielmone y Pardo dejaron en el predio de Goles (Martín la picó como Pipo Gorosito, como Borghi, como Sanfilippo).